Te estoy engañando
octubre 15, 2015 11:25 amTengo que confesártelo: te soy infiel. Escribiendo, soy tan ambicioso y me gusta tocar tantos temas …
Tengo que confesártelo: te soy infiel. Escribiendo, soy tan ambicioso y me gusta tocar tantos temas que no he podido escribir sólo para ti. Que si la relación escritor-lector fuera como una de pareja, ahora llevarías unos cuernos que harían palidecer de envidia a la nariz roja de Rudolf, el famoso reno de Santa Claus.
Esa confesión viene cuento de que también escribo, entre otros, en un blog de cocina. Y, claro, me gusta probar lo que recomiendo, por aquello de la debida honradez y de que como no esté bueno perdería mucha credibilidad.
El caso es que el miércoles o jueves de cada semana me hago una lista de las recetas que voy a preparar y, sobre todo a fin de mes, me pienso muy mucho dónde voy a comprar los ingredientes. En esas estaba cuando me llegó un correo electrónico.
Un mensaje inspirador
Es raro que interrumpa nada para abrir un mail, pero la intuición, el cansancio o el cuerno izquierdo del diablo me hicieron abrir el mensaje, que me remitía a un comentario del blog de cocina (cocinitas.es, por si te interesa).
Allí, Javi, de un pueblo de la provincia de Soria, enviaba un escueto “Hola. Espero que os sea útil”, junto con un enlace. De nuevo estuve a punto de borrarlo, pensando que era spam, pero entreví, más que ver, la palabra carne en el texto del link, de modo que seguí el enlace. Un enlace que me ha cambiado la vida en las décimas de segundo que tardó en cargarse la página de Carnes Villa María.
Vivimos tiempos inimaginables
Vivimos, como dijo el poeta, tiempos extraños, tiempos maravillosos, tiempos en los que podemos pagar algo son tener un céntimo en la cartera, viajar a donde ni nos atrevíamos a soñar y hacerlo gratis. Tiempos, en fin, en los que hasta la carne se compra por internet.
Imagínate: pasar de tener que ir todos los lunes, tempranito si quería que luego me diera tiempo a escribir algo, al mercado y, tirando de lista llevarme tres kilos de carne, otros tantos de pescado y qué sé yo cuántos ingredientes, a entrar en una página web, hacer clic aquí, allá y acullá y recibir la carne en menos de 48 horas.
Garantía de calidad y buen servicio
Y lo más gracioso es que suelo recibir los encargos en mejores condiciones que aquellas en las que llegaban los que yo mismo traía a mi casa. Que entre que el carnicero era el de toda la vida y sabía que donde hay confianza da asco y que a mí me daba más o menos lo mismo, la carne que compraba en el “mercado analógico” me salía bastante peor que la del “digital”.
Por no hablar de los precios, que mira, al ahorrarse un local en cada provincia y, sin embargo, llegar a vender carne allí, esta cibercarnicería puede darse el lujo de vender a unos precios muy inferiores a los de la competencia, ya sea para particulares, para hacer un regalo o para que los negocios, del tipo que sean, puedan ofrecer unas carnes espectaculares en calidad, variedad y precio.
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